Es tocar el cielo, poner el dedo sobre un cuerpo humano.
NOVALIS
La Estatua de la Libertad de Ponciano Ponzano se presenta con un gorro frigio, coronada con diez rayos solares, el pecho semidesnudo, portando en su mano izquierda un cetro mientras que la diestra se posa en un yugo roto sobre el que apoya un pie, y muy cerca de ella descansa un gato. En la antigua Grecia y Roma, tanto los esclavos en el momento de su manumisión como los cautivos liberados, se colocaban un gorro de forma cónica que se conocía como gorro de liberto y que se convirtió en el símbolo de la libertad. Muy semejante al gorro de liberto era el gorro frigio, con la única diferencia que su punta caía hacia delante. Este gorro de origen anatolio lo adoptaron los revolucionarios franceses en 1789, difundiéndose por toda Europa y América como símbolo del régimen republicano y la libertad. En la estatua también aparece un yugo roto que simboliza el final del avasallamiento, la opresión y la coacción, y el pie que se posa sobre parte del yugo es una expresión de poder y de la huella que deja el hombre en función de su libre albedrío. El gato, como animal difícil de controlar, también refuerza la idea de libertad. Y finalmente la corona de rayos con su forma circular nos indica la perfección, además del poder, y sus rayos un símbolo de la luz interior que ilumina el alma de quien ha triunfado, siendo el grado más elevado de la evolución espiritual, pero aquí, en la frente de la joven es, además, el signo de la manifestación del éxito de la libertad.
La Estatua de la Libertad neoyorquina fue realizada por Bartholdi para conmemorar el centenario de la independencia americana que se iba a realizar en 1876. Este símbolo de la emancipación y la libertad fue un regalo de Francia que llegó con diez años de retraso porque no se pudo inaugurar hasta 1886. Aunque nuestra alegoría de la libertad tiene dos metros de altura y la americana treinta y tres desde los pies hasta la corona, la Estatua de la Libertad madrileña llevaba casi treinta años escrutando el cielo capitalino cuando la yanqui estaba empezando a levantar la cerviz sobre la isla Bedloe, luego denominada “Liberty Island”. Hay quien dice que Fredéric Auguste Bartholdi se inspiró en ella para realizar la suya, pero este dato deberíamos tomarlo con mucha precaución.
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