JEAN
BAUDRILLARD ( Reims,
1929 - París, 2007)
La
obra del sociólogo francés constituye, sin duda, una aportación
capital en el análisis de la sociedad actual. De sus numerosas obras
destacamos La sociedad de consumo, publicada en 1970, donde
describe nuestra sociedad occidental esclava de una lógica del
consumo que no es más que una lógica de manipulación de signos. El
ser humano deja de ser persona para ser mero signo de un código
basado en la apariencia.
"Podemos pues decir que la era del consumo, al ser el resultado
histórico de todo el proceso de productividad acelerada bajo el
signo del capital, también es la era de la alienación radical. La
lógica de la mercancía se ha generalizado y hoy gobierna, no sólo
el proceso de trabajo y los productos materiales, sino también la
cultura en su conjunto, la sexualidad, las relaciones humanas, hasta
las fantasías y las pulsiones individuales. Esta lógica lo abarca
todo, no sólo en el sentido de que se objetivan y manipulan todas
las funciones, todas las necesidades, atendiendo al provecho, también
en el sentido más profundo de que todo se vuelve espectáculo,
es decir, todo se presenta, se evoca, se orquesta en imágenes, en
signos, en modelos consumibles."
"En el
proceso generalizado de consumo, ya no hay alma, ni sombra, ni doble,
ni imagen en el sentido especular. Ya no hay contradicción del ser
ni de la problemática del ser y de la apariencia. Sólo hay emisión
y recepción de signos y, en esa combinación y ese cálculo de
signos, el ser individual queda abolido."
"Si la
sociedad de consumo ya no produce mitos, ello se debe a que es en
sí misma su propio mito. La Abundancia pura y simple ha
sustituido al Diablo que aportaba el oro y la riqueza (a cambio del
alma). El contrato de la Abundancia reemplazó el pacto con el
Diablo. Así como el aspecto más diabólico del diablo no ha sido
nunca existir sino hacer creer que existe, la Abundancia no
existe, pero le basta con hacer creer que existe para ser un mito
eficaz."
"La pérdida
de la relación humana (espontánea, recíproca, simbólica) es el
hecho fundamental de nuestras sociedades."
El
pesimismo de Baudrillard, que fue aumentando a lo largo de su vida,
debe servir para alertarnos de la urgencia de salir de este proceso
de deshumanización al que nos vemos abocados.
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